El punto de rocío es la temperatura a la que se debe enfriar el aire para alcanzar la saturación, lo que implica que una cierta concentración de vapor de agua en el aire formará rocío.
Se trata simplemente de una medida de la humedad en el aire. Un punto de rocío se expresa como una temperatura en la escala °C o °F.
Se puede ver como el contenido máximo de agua, en gramos u onzas, para un volumen estándar de aire a esa temperatura determinada.
Cuando se habla de aire comprimido, este término se especifica como el punto de rocío a presión o PDP. Esto es importante, ya que cambiar la presión de un gas también cambia su punto de rocío. El PDP es el contenido máximo de agua en el aire comprimido en condiciones de presión.
Si el aire entra en contacto con el producto después de la expansión, que es lo que sucede en la mayoría de los casos, el punto de rocío o el contenido de agua será significativamente inferior.
En este caso, el punto de rocío atmosférico o ADP es más relevante.
Para requisitos de punto de rocío bajo se pueden utilizar diferentes tecnologías como secadores de adsorción de dos torres sin regeneración térmica, secadores de tipo soplante con regeneración térmica, de dos torres con regeneración térmica por la compresión, con tambor rotativo con regeneración térmica por la compresión, secadores frigoríficos, etc.
Algunas tecnologías de secado, diseñadas para lograr un punto de rocío fijo y muy bajo, puede consumir entre el 10 % y el 20 % de la potencia del compresor conectado.
El coste energético anual necesario para estas tecnologías de secado puede representar hasta 13 000 euros por cada compresor de 100 kW instalado.
Una humedad relativa de un máximo del 10 % al 20 % es, en la mayoría de los casos, lo suficientemente baja para evitar la proliferación de organismos.
El uso de la humedad relativa en la especificación del aire comprimido en lugar del PDP en la escala de temperatura puede contribuir a una instalación segura en cuestión de higiene y a un menor consumo de energía.