Bombas de calor industriales

Desde el calor para procesos hasta la calefacción municipal o de espacios, el calor térmico constituye hoy en día una parte importante de la demanda de energía en toda Europa, y alrededor de dos tercios de ese calor se producen con combustibles fósiles. En consecuencia, el calor generado por los procesos industriales es responsable de cerca del 20 % de las emisiones de CO2 en toda Europa. Las bombas de calor industriales ayudan a reciclar las fuentes de calor residual de baja temperatura (como el agua del río, las aguas residuales, las aguas residuales de procesos y el aire de secado caliente o el vapor). Al utilizar una parte de la energía eléctrica para accionar la bomba de calor (normalmente entre el 20 % y el 40 %), y sin emisiones de CO2, este calor residual mejorado puede reutilizarse en un proceso con el menor impacto ambiental posible. La eficiencia de una bomba de calor se expresa mediante el coeficiente de rendimiento (COP) y depende del aumento de la temperatura entre la fuente y el disipador de calor, pero también de otros aspectos, como el líquido y el tamaño de la bomba de calor. Los valores habituales del COP están entre 2 y 4.

Aunque el hidrógeno sostenible puede utilizarse como sustituto directo de los combustibles fósiles en la generación de calor industrial y municipal, la tecnología de las bombas de calor destaca en términos de eficiencia energética en todas las aplicaciones que no requieran temperaturas superiores a 300 °C ni un almacenamiento a largo plazo. Gracias a su excelente eficiencia, las bombas de calor industriales permiten una conversión superior de la electricidad en calor útil para procesos en comparación con la producción y combustión de hidrógeno.