En el mayor puerto de Malta se está llevando a cabo un gran proyecto de electrificación para suministrar energía eléctrica limpia a cruceros y buques de carga en lugar de combustible diésel. La empresa contratista Pina Dalgıçlık İnşaat San and Trade está utilizando un rompedor manual y una bomba hidráulica de tensionado de Atlas Copco para los intensos trabajos submarinos. Se trata de la solución ideal para este proyecto de tendido de cables extremadamente duro y poco común.
Los proyectos de rotura de rocas en tierra son difíciles, pero no hay nada que el rompedor manual de Atlas Copco no pueda afrontar. Por el contrario, la fracturación de rocas bajo el agua es un reto mucho mayor. Si no que se lo pregunten a Pina Dalgıçlık İnşaat San and Trade (PDIST), una empresa contratista especializada en trabajos submarinos con sede en Bakırköy, uno de los distritos más antiguos de Estambul (Turquía).
La empresa utiliza actualmente el robusto rompedor neumático LH 390 de Atlas Copco para un proyecto intensivo de infraestructura eléctrica submarina de ocho meses de duración, como parte de una iniciativa más amplia para suministrar energía a cruceros y buques de carga en Turquía y Malta. El proyecto de tendido de cables submarinos de media tensión realizado en Malta permitirá a los buques conectarse a la red eléctrica de tierra para cargar los sistemas de a bordo mientras están atracados en el puerto. De este modo, se sustituirá la necesidad de depender del combustible por el uso de una energía eléctrica limpia.
Junto con la bomba hidráulica de tensionado LP 18-40PE de Atlas Copco, el rompedor hidráulico manual LH 390 se utiliza para triturar rocas bajo la superficie del agua con el fin de preparar la zona para los cables eléctricos submarinos. En tierra, la bomba hidráulica de tensionado LP 18-40PE transmite energía para accionar el rompedor sumergido LH 390, que se encarga de la exigente tarea de fragmentar las rocas y retirarlas del suelo para abrir paso a los cables. Estos cables transmitirán la electricidad a los puertos de carga en tierra asignados.
El rompedor hidráulico LH 390 de Atlas Copco está diseñado para aplicaciones exigentes
El rompedor manual LH 390 está recubierto con una pintura de primera calidad resistente al agua, anticorrosiva y antioxidante, lo que significa que puede sumergirse en agua salada del océano y salir ileso. Antes de su uso, el diseño robusto sin precedentes de la máquina y sus componentes de alta calidad también se someten a rigurosas pruebas en las instalaciones de pruebas de Atlas Copco, lo que garantiza su idoneidad para soportar todo tipo de condiciones difíciles.
Tecnología de reducción de vibraciones
El equipo de PDIST debe sumergirse físicamente bajo el agua para accionar sus herramientas, por lo que es importante no solo disponer de un rompedor lo suficientemente resistente como para romper las rocas bajo el agua, sino también contar con un rompedor que sea sencillo de manejar y con el que se pueda trabajar fácilmente. Afortunadamente, el diseño compacto y ligero del rompedor manual LH 390 de Atlas Copco ofrece una experiencia de uso sin complicaciones.
La movilidad es un factor muy importante en este tipo de trabajos, ya que normalmente nos sumergimos en el agua para retirar rocas y residuos del fondo marino y después volvemos nadando hasta la superficie, todo ello mientras manejamos y transportamos nuestro rompedor manual. La gran relación potencia-peso del LH 390 hace posible que podamos realizar muchos trabajos en poco tiempo, lo que mejora la productividad del equipo y nos permite seguir adelante con nuestro proyecto fácilmente.
La tecnología de reducción de vibraciones y el bajo nivel sonoro del LH 390 también permiten al equipo de PDIST trabajar cómodamente durante toda la jornada laboral, sin sufrir el riesgo de lesionarse.
Una vez finalizado, se prevé que el proyecto reduzca las emisiones de los cruceros y buques de carga visitantes, lo que contribuirá en gran medida a la transformación eléctrica y de cero emisiones netas de la región. PDIST pasará dos meses realizando trabajos de rotura de rocas en Bandırma (Turquía) y otros seis meses en Malta.