4 de agosto de 2022
El aire comprimido se emplea en una gran variedad de aplicaciones industriales y, aunque no todas requieren aire de la máxima pureza, este debe estar siempre limpio y seco.
El aire sin tratar contiene contaminantes sólidos, líquidos y gaseosos que pueden suponer un grave riesgo para la producción. Las partículas sólidas entran a través del filtro de aspiración y se dispersan por la red de tuberías, mezclándose en su camino con el agua y el aceite del compresor, lo que termina produciendo corrosión en las tuberías, averías prematuras de los equipos y el deterioro y la contaminación del producto. Por lo tanto, para proteger tanto los sistemas como la producción, es fundamental contar con un filtro y un secador de aire eficaz.
Los refrigeradores posteriores de los compresores de aire y las purgas constituyen la primera línea de defensa ante la presencia de agua en el sistema, pero es el secador de aire el que elimina la humedad residual y permite obtener un aire completamente seco. Sin embargo, debemos tener en cuenta que cada aplicación tiene sus particularidades y, por eso, debemos estudiarlas con detenimiento antes de decantarnos por un tipo de secador u otro.
Para definir la calidad del aire comprimido que requiere una aplicación contamos con la norma ISO 8573-1.
La norma ISO 8573-1 establece seis grados de pureza, siendo la 0 la más restrictiva y la 6 la más laxa, en tres categorías de contaminantes: partículas sólidas, agua y aceite. Respecto al agua, esta se mide por el punto de rocío a presión, es decir, por la temperatura a la que la humedad del aire comprimido se condensa. Cuanto más baja sea esta temperatura, más seco estará el aire.
Como vemos en la tabla, el punto de rocío a presión del aire comprimido grado 1 es de -70ºC. Esto significa que la humedad del aire se condensará (pasará de estado gaseoso a líquido) por debajo de este umbral de temperatura.
Estos son unos ejemplos de aplicaciones según el grado de pureza:
Así, las aplicaciones más sensibles a los efectos perjudiciales del aire comprimido contaminado requieren aire más puro (grado 1, 2 y 3), como es el caso de la industria alimenticia o la industria farmacéutica; en cambio, aquellos procesos menos expuestos a los contaminantes pueden operar con aire de grado 4, 5 o 6.
Para obtener aire muy seco (con un punto de rocío a presión inferior a -20ºC) se necesita un secador de adsorción y para aplicaciones menos exigentes bastará con un secador frigorífico.
El vídeo arroja luz sobre la elección del secador de aire adecuado para su compresor. Es importante determinar los requisitos de humedad de su equipo antes de seleccionar el secador de aire.
Los secadores frigoríficos se comercializan como equipos independientes o integrados de fábrica en un compresor de aire.
Los primeros son muy fáciles de instalar y la conexión eléctrica es muy sencilla, funcionan bajo la filosofía “plug and play” de Atlas Copco (“enchufar y listo”), además, cuentan con regulación automática e indicadores de punto de rocío a presión con alarmas de funcionamiento; los secadores frigoríficos integrados, en cambio, ahorran espacio en la planta y están diseñados, fabricados y testados para trabajar conjuntamente con un modelo de compresor en concreto y ofrecer una calidad de aire óptima.
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