Consejos para la recuperación y utilización del dióxido de carbono
Comprensión de la recuperación y utilización del dióxido de carbono
Ante el aumento de los impuestos sobre el carbono, la promulgación de normativas cada vez más estrictas y el calentamiento del planeta, muchas empresas se plantean dos preguntas importantes. ¿Tiene sentido recuperar el CO2 que producimos? En caso afirmativo, ¿cómo podemos hacerlo? La respuesta a estas preguntas es la recuperación y utilización del dióxido de carbono. Pero, ¿qué significa eso? Veámoslo.
El dióxido de carbono (CO2) es un biproducto de muchos procesos industriales y también un gas responsable del cambio climático. Antes simplemente se expulsaba al aire. Sin embargo, en la actualidad existen tecnologías que nos permiten "capturar" el CO2 y licuarlo (y reutilizarlo) o "secuestrarlo" (normalmente bajo tierra) para que no pueda escapar al aire.
La primera pregunta sobre si tiene sentido aprovechar estas tecnologías puede responderse con un rotundo "¡Sí!". Existen incentivos financieros y morales para utilizar la captura de carbono.
Por un lado, es lo correcto. Permitir que el dióxido de carbono que producimos simplemente desaparezca en la atmósfera solo hace que el desafío de hacer frente al cambio climático sea más desalentador. No obstante, la captura de carbono también es beneficiosa para las empresas.
En la UE, el impuesto sobre el carbono es de 90 euros por tonelada, mientras que, dependiendo de la fuente, podría tener un coste mucho más bajo que el de la captura de CO2.
Esto nos lleva a la segunda pregunta: ¿Cómo puedo hacerlo de la manera más eficaz y eficiente?
Diferentes tipos de recuperación y utilización del dióxido de carbono
La respuesta a esa pregunta es: "Depende".
Existen diversos factores que determinan cuál es la tecnología óptima de recuperación y utilización del dióxido de carbono.
Una cuestión clave es saber qué cantidad de CO2 se produce en un proceso industrial determinado. Si es una gran cantidad, por ejemplo en la producción de cemento, acero o biogás, la recuperación del dióxido de carbono puede ser relativamente fácil.
Si no se produce una gran cantidad de CO2, es decir, si el contenido de dióxido de carbono de las emisiones es bajo (como la captura directa de carbono en el aire), entonces resulta más difícil.
En otras palabras, si las emisiones contienen mucho CO2, en general son más adecuadas para la captura de carbono.
¿Cómo funciona la captura de carbono?
Nos centraremos en una de las tecnologías de captura de CO2 más comunes: la depuración de aminas.
El proceso comienza con la filtración de los contaminantes del flujo de emisiones con un alto contenido de CO2. La mayoría de los procesos que crean CO2 también generan compuestos a base de azufre y nitrógeno, que deben eliminarse al principio del proceso para evitar dañar los componentes en fases posteriores.
El siguiente paso en la recuperación del dióxido de carbono es su extracción del flujo de emisiones. Para ello, se utiliza un medio líquido adsorbente de CO2 conocido como solución amínica, que constituye la base de esta técnica de captura de carbono.
En el siguiente paso, esta solución se bombea a un separador como líquido con un alto contenido de dióxido de carbono. Como su nombre indica, el separador separa (elimina) el CO2 de ese líquido. Este proceso se realiza normalmente con calor, y el resultado es un gas con un alto contenido de CO2 y un líquido con un bajo contenido de CO2.
En el último paso, el gas debe comprimirse para poder licuarlo, capturarlo o utilizarlo para otro proceso.
Aquí es donde entra en juego Atlas Copco. Ofrecemos compresores y secadores de CO2 de última generación. Su excelente calidad, fiabilidad y eficiencia no solo le ayudan a contribuir a la protección del medioambiente, sino también a la reducción de los costes.
En determinados sectores, la captura de carbono puede ser bastante lucrativa; se trata, sobre todo, de los que producen muchas emisiones con un alto contenido de dióxido de carbono. Entre ellos se encuentran las industrias química y de centrales eléctricas de carbón, el sector petroquímico y los fabricantes de acero y cemento.
Elección de la tecnología óptima de captura de carbono
Existen diferentes tecnologías de captura de carbono entre las que elegir. La más común es la de adsorción mediante disolventes químicos que se utiliza para la recuperación y utilización del dióxido de carbono a gran escala. En este caso, tras la depuración de aminas para capturar el dióxido de carbono, se regenera una solución con un alto contenido de CO2 en el depurador a temperaturas de entre 100 y 120 °C. Como resultado, el vapor de dióxido de carbono altamente concentrado se libera y posteriormente se seca.
Otro proceso cada vez más popular es la separación criogénica, que funciona de forma similar a la destilación. Los gases de combustión se secan y comprimen a una presión de 10 bares antes de enfriarse por fases.
Ambos procesos se pueden añadir fácilmente a una planta de producción ya existente, lo que supone una ventaja clave.
La característica común de todos estos procesos es la necesidad de contar con un compresor. De lo contrario, el CO2 capturado no será fácil de transportar, utilizar ni almacenar.
Aunque las tecnologías de captura y utilización del dióxido de carbono pueden ser complicadas, el proceso de compresión es bastante sencillo. Sin embargo, seguirá necesitando un compresor de CO2 especial para realizar el trabajo de forma fiable.
Por ejemplo, para evitar la corrosión que puede provocar el ácido carbónico. Por este motivo, el compresor debe contar con componentes de acero inoxidable u otro material resistente a la corrosión.
No obstante, independientemente de cuáles sean sus necesidades de compresión, no cabe duda de que Atlas Copco tendrá una solución. Los compresores diseñados específicamente para la compresión de CO2 le ayudarán a dar un paso importante hacia la recuperación y utilización del dióxido de carbono.