Dado que es inerte, incoloro e inodoro, se emplea para desplazar o sustituir el aire para reducir el riesgo de deterioro de las propiedades del producto final.En los zumos de frutas, por ejemplo, la oxidación de la vitamina C es quizás uno de los factores más decisivos. El uso de nitrógeno en los depósitos, recipientes, tubos y botellas evita que se produzca esta oxidación. Para eliminar el oxígeno disuelto en el zumo, se pasa nitrógeno a través del líquido, formando burbujas que transportan el oxígeno y que se extraen después del zumo. En la industria vitivinícola, el nitrógeno se emplea para prevenir la oxidación, lo cual permite usar menos aditivos. Igualmente, se conserva mejor la acidez, el color, el aroma y el sabor natural del vino. El uso de nitrógeno permite un mayor tiempo de almacenamiento sin que se alteren las cualidades primarias del vino. El nitrógeno es prácticamente insoluble en agua y por lo tanto es ideal para transferir el vino. Para garantizar la máxima higiene, las botellas se lavan y secan con nitrógeno antes de llenarlas. El secado es más rápido que con el aire normal, ya que el proceso de producción del generador de nitrógeno in-situ permite obtener un gas muy seco.Y por último, la botella: tras llenarla y antes de colocar el corcho, se purga con nitrógeno para evitar la presencia de aire residual en el cuello de la botella.