14 de junio de 2022
La conservación de los alimentos tiene dos grandes enemigos, uno es la humedad y el otro es el oxígeno. El oxígeno es un poderoso oxidante, al reaccionar con las grasas y con los azúcares produce un deterioro del producto.
Cuando abrimos una bolsa de papas fritas, queremos que el producto esté intacto, entero y crujiente.
Al abrir una bolsa de botanas vemos que la bolsa está llena de aire y que el contenido del producto es sólo parte de la bolsa. Ese aire no es otra cosa más que nitrógeno.
¿Para qué se emplea el nitrógeno?
Antes del sellado de las bolsas, estas se llenan con nitrógeno, desplazando el oxígeno y el vapor de agua. Este proceso se denomina envasado por atmosfera modificada. Al ser el nitrógeno un gas inerte, incoloro, inodoro y sin sabor, no reacciona fácilmente con otros productos y no afecta al sabor de las papas fritas o botanas.
Añadiendo en el proceso de envasado nitrógeno con una pureza del 99.5% al 99.9%, mantenemos intactas las características del producto durante más tiempo, pudiendo llegar a alcanzar hasta los 24 meses de caducidad.
¿Cómo se crea una atmósfera protectora?
Sabiendo que para el envasado de botanas y frutos secos es conveniente mantener por debajo del 0.2% la proporción de oxígeno , ¿Cómo consiguen las empresas reducir la cantidad de este gas en el interior de un envase? Hay múltiples alternativas, pero una de las más habituales consiste en sustituir el oxígeno por nitrógeno, que es un gas inerte y que, por lo tanto, evita la aparición de microorganismos.
Las empresas que pueden comercializar botanas y frutos secos dependen de un suministro regular de cilindros de nitrógeno para el proceso de envasado. O, por el contrario, pueden instalar su propio generador de nitrógeno para tener acceso a este gas 24/7.
Generación de nitrógeno en sitio
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