Ninguno de nosotros se plantea realmente adónde va a parar el agua que utilizamos (aguas residuales). Sabemos que va a parar al alcantarillado y que finalmente llega a los ríos o a los océanos.
2 de julio de 2018
Lo que hay entre el alcantarillado y el océano son las diversas plantas de tratamiento de aguas residuales que tratan y purifican las aguas residuales de nuestros hogares y empresas.
Situadas normalmente en zonas remotas o en grandes zonas industriales, las plantas de tratamiento de aguas residuales se identifican por sus grandes depósitos, sus embalses al aire libre y su red de tuberías.
Su función principal es el tratamiento de aguas residuales para su reutilización y desecho.
Una población de tan solo 500000 habitantes puede generar más de 400 millones de litros de aguas residuales al año, por lo que el tratamiento del agua es fundamental para la sostenibilidad de nuestro planeta. Estas plantas utilizan sistemas de tratamiento en varias etapas (que incluyen filtración, aireación y digestión aeróbica) para garantizar el desecho seguro de las impurezas del agua.
Una función secundaria es la creación de biosólidos, un subproducto rico en nutrientes del proceso de tratamiento de aguas residuales.
Ricos en nitrógeno y fósforo, los biosólidos se pueden utilizar de muchas formas, como en la agricultura, la rehabilitación medioambiental y la minería. Teniendo en cuenta de dónde proceden, los biosólidos son una notable proeza del ingenio reciclador. La extracción de estos biosólidos tiene lugar principalmente en depósitos digestores, enormes depósitos donde las bacterias descomponen los sólidos extraídos, eliminando patógenos y olores.
Los depósitos digestores requieren mantenimiento y limpieza cada 2 a 6 años.
Se trata de un proceso delicado: el contenido de los tanques produce mucho metano, un gas extremadamente inflamable. Es necesario purgar los tanques para convertirlos en un entorno de trabajo seguro: en general se utiliza nitrógeno, ya que no es explosivo.
Normalmente, las plantas de tratamiento de aguas residuales han confiado en el nitrógeno embotellado para la inertización de los depósitos digestores. El nitrógeno se introduce en el depósito digestor hasta que se completa la purga. Durante décadas, esta ha sido la única solución.
Hoy en día, las plantas de tratamiento de aguas residuales recurren gradualmente a los generadores de nitrógeno portátiles.
Los operadores de las plantas tienen un gran interés en la rentabilidad y la eficiencia de los procesos; a menudo, basta con ver las ventajas de los generadores de nitrógeno portátiles para realizar el cambio.
¿Cuáles son algunas de las mayores ventajas que ofrecen los generadores de nitrógeno portátiles?
- La colocación de los generadores de nitrógeno es más sencilla.
Los generadores montados en remolque son fáciles de remolcar hasta su emplazamiento y se ponen en marcha inmediatamente. En comparación, las jaulas de nitrógeno embotellado requieren una carretilla elevadora para moverlas, un proceso que lleva mucho tiempo y es costoso. El nitrógeno embotellado también debe colocarse en una zona segura, donde la liberación repentina del gas no provoque asfixia.
- Los generadores de nitrógeno ofrecen un control total sobre la pureza, el caudal y la presión de la salida de nitrógeno.
Estas cifras son fundamentales para un proyecto eficiente. El nitrógeno embotellado suele tener una pureza del 99,99 %. Sin embargo, a menudo basta con purezas de entre el 95 % y el 99,95 % para inertizar los depósitos de forma segura.
- Con un generador, se extrae nitrógeno directamente del aire, por lo que no se producen residuos
Con botellas presurizadas, dependiendo del tiempo durante el que se haya almacenado el nitrógeno, este desperdicio puede ser de hasta el 20 % del volumen inicial. Además, tiene la libertad de extraer exactamente tanto nitrógeno como necesite para completar el proyecto, ni más ni menos, por lo que solo paga por lo que utiliza.
Estas son solo algunas de las ventajas de la generación de nitrógeno in situ.